Una mala noticia no se debe dar a la ligera. Es recomendable que la persona que la reciba esté sentada para evitar un posible problema de salud momentáneo devenido del disgusto repentino.
Es conveniente preparar el ambiente en el cual se va a dar la noticia, que el mismo sea tranquilo y que no haya distracciones de ningún tipo.
Habitualmente se debe dar una introducción al tema, para que la persona vaya entendiendo lo que pasó y se vaya preparando mentalmente.
Si la persona tiene problemas de presión o similares, quizás sea conveniente tener un enfermero o una mediación a mano para dar la noticia.
Es bueno dar ejemplos y restarle importancia al acontecimiento, de manera que la otra persona lo tome mejor.