Sostener el clavo contra la pared desde el cuerpo, dejando la cabeza libre a fin de no martilalrse un dedo.
El clavo debe mantenerse a 90º de la pared para que ingrese en lÃnea recta.
Dar pequeños golpes con el martillo hasta que el clavo ingrese un poco en la pared y se mantenga solo. Si se golpea fuerte desde el principio correrá el riesgo de doblarse.
Martillar luego con fuerza sin sostenerlo, hasta que el clavo ingrese la medida deseada.
Es necesario también siempre martillar a 90º, para evitar hacer un hueco mayor en la pared o romper la mamposterÃa.