Lo primero que se debe hacer, de manera urgente, es quitarle la atención al tema de la comida. Ese reiterado "Debes comer", sólo creará más resistencia en el niño al acto de comer. Cambiar el punto del enfoque en las atenciones y actividades de la casa ayuda mucho a que el niño no esté en constante tensión por la hora de la comida.
Seguidamente se debe crear el hábito de sentarse todos a la mesa. El niño, "Sin importar si comerá o no", debe acompañar a la familia a la mesa. En ese momento, compartir todos y hablar de temas de interés común será lo ideal, no hablar de que el niño debe comer. En su momento comerá, pero si se siente agradado en el momento de la comida, e incluido sin órdenes ni regaños porque no come, el proceso de que coma será más fácil.
Seleccionen un día, puede ser en viernes o sábado, en el que el niño sea el "Chef". Que él decida lo que se va a comer, y de ser posible que él mismo lo prepare o participe en la preparación con la ayuda de sus padres. Este momento debe ser una fiesta. Debe ser divertido, y participar todos al momento de servir y sentarse a comer, esto motivará al niño.
Por último, asesorarse con un nutricionista que les enseñe a preparar comidas aptas pero a la vez atractivas para el niño. Con estos tips, y sobre todo manteniendo la calma, la situación mejorará.