Cada tipo de vino tiene un sabor distinto, único y definido. Por ello, saber elegir que vinos combinan mejor con las comidas nos ayudará a resaltar los sabores y aromas.
El vino tinto acompaña bien: carnes rojas, pastas con salsas de tomate, hamburguesas, costillas, pizzas, chuletas de cordero y, en general, platos con carnes especiadas.
También podemos elegir este vino para acompañar canapés (entrantes) con carne, salchichas, y cualquier carne con sabores fuertes.
Por su parte, el vino blanco acompaña bien: ensaladas, mariscos, aves, jamón, cerdo, y pastas ligeras o con salsa blanca. Canapés (entrantes) con queso, galletas y frutos frescos.
Es decir, el vino blanco es adecuado para las carnes blancas y comidas ligeras variadas.
Actualmente, las reglas del maridaje no se siguen muy estrictamente, pues lo que se busca es un equilibrio entre el cuerpo del vino y el sabor de la comida.
Así, un plato ligero puede estar bien acompañado por un vino blanco como el Riesling o el Sauvignon. Si el plato está bien condimentado o tiene especias podemos elegir un vino con mucho cuerpo, como el Cabernet Sauvignon o el Chardonnay fragancia de roble.
La combinación de vinos y comida se aprende con la práctica y por medio de consejos de expertos.
Podemos leer información al respecto y probar nuestras propias elecciones para disfrutar del sabor de los vinos y las comidas de una forma más completa.
Como vemos, el maridaje es, a día de hoy, algo versátil que se adapta a los platos en cuestión. Entran en juego varios factores, como los gustos personales, la preparación de los platos, la época del año, etc.
¡Buen provecho!