Cada vez que el perro haga algo que no nos guste, debemos llamarle la atención para que a la larga aprenda que eso está mal.
Lo ideal es darle apenas un golpecito en la nariz, ya que lo ideal es incomodarlo y no causarle dolor.
Por el contrario, cuando obedezca o haga algo bien, se deberá premiarlo.
Alguna golosina o comida, asà como también (en menor medida) un mimo, son cosas que el perro valora y que lo ayudan a saber que lo que hizo está bien, y por lo tanto repetirlo en el tiempo.